Integridad
Tuvo como profesor a su ángel de la guarda que le enseño que un fracaso no siempre es perder. ella lo aprendió, lo masticó y por fin supo reir
28 mar 2012
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Aprecio más que nada mi vida interior, mi exquisito mundo privado, aquel que, aunque quisiera, no podría explicar. Es tan fructífero, es de tantos colores y tiene tantísimos matices, que no se podría entender la dimensión ni la importancia que yace en él. Quisiera explicarlo. Quisiera que mi ocio tuviera sentido para la sociedad, y sin embargo, soy condenada. En algún momento mis compañeras del colegio tampoco entendían por qué cuando me decían "estas ojerosa" yo contestaba con una sonrisa cansada pero brillante. Y quizá siguen sin entenderlo; a decir verdad, me cansa tener que explicarle todo a la gente. Y no soy soberbia, no. Pero estoy cansada. Ni mi cuerpo, ni mi alma, ni mi mente están preparados para explicar mucho más.
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