Tuvo como profesor a su ángel de la guarda que le enseño que un fracaso no siempre es perder. ella lo aprendió, lo masticó y por fin supo reir
26 abr 2012
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Los amores juveniles son así. Obsesivos, absolutos, a todo o nada. Lo terrible es que muchos años después uno siga comportándose de la misma manera. Lo doloroso es que así se quede uno: siendo una maldita obsesiva.
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